La exposición Abstracción / Figuración. Arte Latinoamericano. Segunda mitad del siglo XX constituye una selección representativa de las propuestas que alberga la Colección de Arte Latinoamericano del Museo de Bellas Artes, la cual reúne a prominentes autores de la plástica internacional. Mediante la exhibición de réplicas fidedignas de las obras de la colección, el Museo difunde su patrimonio a todo lo largo del territorio nacional con el propósito de ofrecer alternativas expositivas que permitan el disfrute y conocimiento del arte universal y de todos los tiempos. A través del Programa de Exposiciones Itinerantes Museo Extramuros, creado en 2005, el Museo de Bellas Artes consolida su rol como institución destinada a preservar, estudiar y divulgar los valores artísticos para así contribuir a la formación integral de los ciudadanos. Lo abstracto y lo figurativo en el arte latinoamericano Desde la década de los años cincuenta e produjeron una serie de cambios y rupturas que incidieron en el desarrollo cultural de América Latina. La renovación de los conceptos plásticos, la emigración de las jóvenes generaciones hacia el extranjero, la creación de grupos artísticos, la difusión del arte a través de crónicas y publicaciones y el establecimiento de nuevos museos y galerías comerciales favorecieron el auge artístico de la región, El advenimiento de las vanguardias europeas y la definición de una nueva estética suscitaron polémicas en torno al arte. Un ambiente de divergencias cada vez más complejo fue el escenario para el surgimiento de diferentes corrientes artísticas derivadas de la abstracción y la figuración. A partir de los años sesenta La proliferación de vanguardias y tendencias artísticas opuestas o similares, en algunos casos, y totalmente novedosas en otros, de corta duración, constituyó uno de los aspectos que caracterizó la plástica internacional y latinoamericana durante la segunda mitad del siglo XX. Abstractos y figurativos se enfrentan en diversidad de propuestas, mientras que otros artistas se resisten a formar parte de los movimientos de moda. Fernando de Szyszlo, por ejemplo, propone formas de connotación prehispánica, pero con un tratamiento contemporáneo; Manabú Mabe y Rómulo Macció se adhieren a la corriente informalista, mientras que Omar Rayo y Alejandro Otero proponen un lenguaje depurado de soluciones geométricas. De esta vertiente surge la geometría sensible, una tendencia de raíces latinoamericanas, representada en las obras de César Paternosto y Clorindo Testa. La figuración como tendencia se mantuvo a lo largo de esos años; en esta oportunidad se hace presente en las obras de Rodolfo Abularach y Fernando Botero, artistas que trabajan la desmesura de la forma y la alteración de los volúmenes como propuestas temáticas y plásticas. Luis Caballero, por su parte, imprime dramatismo y religiosidad a un estilo rigurosamente académico. Santiago Cárdenas, en cambio, nos acerca al límite entre lo real y lo perceptivo, un asunto que atañe a la representación plástica de la realidad. El fin de siglo En los últimos años del siglo XX se dan una serie transformaciones orientadas hacia una visión integradora del arte. En el ámbito de las artes plásticas, la deconstrucción del discurso hegemónico ofrece nuevas alternativas para la diversidad de propuestas que otorga el acto creativo. Pluralidad, arbitrariedad y eclecticismo se enmarcan ahora dentro de las posturas postmodernas propias de un arte que cierra un milenio y un siglo lleno de convulsionados cambios. La libertad de la que gozan los artistas, aunada a la falta de rigor en cuanto a estilos, técnicas y disciplinas invitan a una creación en la cual el gusto por la contradicción, la ironía del lenguaje y el sentido del absurdo son el centro del discurso plástico. Por otra parte, la angustia por definir quiénes somos en un mundo que tiende cada vez más a la globalizaci6n, impulsa a los artistas al rescate de la memoria, tanto personal como colectiva, y a valorar la historia, los mitos y las tradiciones como formas de diferenciación cultural. En ese sentido, Beatriz González recrea temas vinculados a la realidad colombiana con una sorprendente variedad cromática; Carlos Gorriarena vuelve la mirada hacia una figuración distorsionada como reflejo de la realidad actual; mientras que Ignacio Iturria dimensiona los objetos mostrarnos una nueva perspectiva de lo cotidiano. Arnaldo Roche-Rabell, por su parte, indaga sobre lo autobiográfico un tema reiterativo en su trabajo plástico. En líneas generales, los artistas muestran una actitud crítica en torno a aspectos referidos al orden cultural, social o ambiental, la cual consolida las posturas revisionistas que plantean un análisis de la realidad desde múltiples puntos de vista. Gladys Yunes Yunes
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![]() Domingo Antonio Escalona, nació en Yaritagua en 1946. Desde niño trabajó como obrero y desde siempre labora el barro en forma artística, pero es en el año de 1969 cuando comienza a disciplinar su arte. Realiza exposiciones en San Felipe El Fuerte y en varias Galerías de Caracas, figura en colecciones privadas de Caracas, Valencia, Barquisimeto, San Felipe, Europa y Estados Unidos. Su obra es fundamentalmente de barro con algunas mezclas, en especial la tierra de bachaco, la arcilla pura y la policromía la hace en base a pintura industrial. Usa también alambre, pedazos de madera, hilo, cuero, cintas, etc. Su temática es básicamente lo religioso. “Siendo yo un muchacho enfermo de las sopladeras y sin remedio, asegún los médicos, fue que lo conocí el día que lo fueron a veloriar. Mi mamá le guindó una cintica roja en la mano y al día siguiente me hizo arrodillarme a los pies de él, rescató la cintica y me la puso, rogando que yo me curara de esa fatiga que me postraba. Se llamaba San Juan y nunca lo he olvidado, desde entonces en que yo tenia unos cinco años. No saco cuentas del tiempo que llevé esa cintica, pero más nunca y hasta el sol de ahorita, me dio esa sopladera asmática que me hacia sonar las costillas por aquí y por acá. Desde ese día he sido creyente de San Juan y soy apostólico y hermano carismático y cumplo mi trabajo seglar haciendo el arte del barro cristiano. Empecé primero por decorar tablitas, potecitos y cosas así con estrellas, flores, soles y lunas, todos con pintura de ferretería, hasta un día que no se como cogí un puño de tierra y empecé a amasarlo y me gustó. Lo primero que hice formalmente fue al San Juan que me había curado, osea mi patrono, y de ahí han seguido mis otros santos y vírgenes que muchos están en las iglesias al lado de los santos oficiales, en capillas de haciendas y en altares particulares, todos bendecidos por sacerdotes. Yo antes de hacer alguno nuevo, vengo y leo su vida y me pienso con él hablándole allá en su tiempo. Yo me transporto mentalmente al pasado, como he aprendido a hacerlo con la oración, y ahí veo al santo viviendo en lo humano, como uno. Mientras tanto voy haciéndole la armazón con maderas y clavos de alambres. Cuando la figura esta sequita le doy barniz y luego pintura para decorarla. Nunca me ha provocado quemarlos porque me parece que sufrirían con el fuego”. Mariano Díaz. “El Barro Figureado”. Fundación Bigott. Caracas, 1990
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Museo Carmelo FernándezEl Museo “Carmelo Fernández”, es una institución museística de carácter multidisciplinario, orientada a la investigación, recolección, fomento y difusión de las artes plásticas regionales, dentro del contexto de ARTE VENEZOLANO. Exposiciones MCF
Diciembre 2006
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