![]() Rastros y rostros de la poesía La propuesta de pintar o representar a un poeta, su escritura, advierte cierta desconfianza, tal vez alguien imagina a un grupo de pintores elaborando fieles retratos apegados a la realidad que los circunscribe, pero de lo que se trata aquí es de reflexionar, analizar, penetrar, de hacer propia una obra textual, una escritura, para luego representar un mundo nuevo de descubrimientos en la palabra del poeta, que no se encontrarán jamás con el ensayo escrito. Estos pintores reunidos, poetas algunos, han logrado encontrar las filiaciones específicas entre el lenguaje poético y el lenguaje plástico, se han adentrado en su escritura hallando en su resplandor la representación del mundo, o del poeta, a través del bullir de imágenes dentro de las páginas de sus libros, algunos se conocen lo bastante bien. Otros se arriesgan a levantar algún pedazo de sí mismos entre el desorden de sus talleres; bien se manejan los que, con conocimiento del poeta, saben idear un discurso plástico al amparo de la obra escrita, como el caso de Mieses, Curiel, Duno, Solano. Correa, Lobo, Sánchez, Contín, en los que puede sentirse cómo se han dejado influenciar por la palabra que les tocó pintar. Aquí no hay títulos, sólo un breve epígrafe acompaña las obras como testigo de la conjunción entre arte y poesía. Antony Alvarado ![]() En par La poesía asume la voz de lo invisible. La pintura logra la figuración del espacio, el movimiento. Una es expresión de lo fugaz y de lo permanente. Otra anhela atrapar el instante de eternidad en una forma; o en lo ausencia de ésta.; la realidad que el pintor infunde o sus trazos hace residencia, es eco en la voz de los poetas, o bien, la palabra del poeta tiene el ojo puesto en la propuesta visual del artista plástico. De vinos, canciones, prolongados silencios y reencuentros está hecha lo relación entre éstos en Coro. Se les suele ver en esas tertulias que se don en algunos patios; hendijas que se abren entre los calles para que entren ellos y liberen la palabra y la figura, al amparo de un cují frondoso con trinitarias moradas encima, un soplo desmayado es lo que llega del mar mientras dialogan. Están regadas por allí unas sillas de enea y llegan otros y se sientan a oír, asiduos de la bohemia y el habla cotidiana; el rasgueo de la guitarra no demora, un bolero pronto se deja oír; cocuy de inmediato paro clarear lo voz piden y llaman al encanto, antes que el trasgo, como gustan algunos Ilamar a la imaginación, aparezca. La palabra va y viene por el recinto, ya los pintores obran con el ojo el espacio, cautivos, atentos a cuanto se mueve o no, o bien, presienten que "algo" está por Llegar, los poetas lo escuchan venir y ya es noche, el cielo abre su bóveda. Delgadito por la puerta se cuela el viento como baraja o corta prometida, a los poetas la voz se les acalla, ebrios por hacer el poema cruzan yo la esquina, los espera la página o el cuerpo; seguro. Los pintores se marchan por donde vinieron, al fondo está el taller con los potes de pintura abiertos, es temprano aún para que aparezcan las primeras manchas del cuadro. El diálogo continúa unos cuadros más adelante, llega al centro, sigue de largo hasta el museo y se instala en la sala, es esto: instantes de una misma luz compartida. César Seco
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Museo Carmelo FernándezEl Museo “Carmelo Fernández”, es una institución museística de carácter multidisciplinario, orientada a la investigación, recolección, fomento y difusión de las artes plásticas regionales, dentro del contexto de ARTE VENEZOLANO. Exposiciones MCF
Diciembre 2009
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