La indignación artística no es un trabajo aislado ni arbitrario, pues el artista debe responder a enigmas y vacíos en un contexto complejo que va desde factores culturales y sociales hasta aquellos elementos propios de los medios y técnicas con los cuales ejecuta su labor creadora; tampoco ningún arte prospera dentro de la intuición y la casualidad de la improvisación y el azar inspirador; pues, quiéralo o no el creador, la creación implica método y rigor, estudio y esfuerzo intelectual. Esto que es sabido, que se cree saber, es lo primero que tiende a olvidar una mayoría de artistas.
Hugo Álvarez, en esta muestra se aparta de la tendencia rutinaria del azar y la improvisación e inclina su búsqueda hacia el producto resultante de la indagación creadora. Podemos distinguir dos niveles, uno referido a los medios y técnicas y el otro, el que corresponde a una mitología regional que halla su mejor fuente en la obra de Gilberto Antolínez, que ha venido desde hace varios años siendo objeto de estudios en el C.E.T.A. Es notable la importancia fundamental que, le confiere Hugo Álvarez a la naturaleza, la cual concibe como un proceso vivo de transformación constante e íntimamente interrelacionados en su diversidad de manifestaciones y aspectos. De esta forma podemos observar en sus cuadros una unidad temática entre el vegetal, el mineral y lo antropológico, lo que evidencia la preeminencia que le confiere en sus trabajos a la materia tomada principalmente de la naturaleza. La extracción vegetal o mineral no sólo tiene carácter útil sino que conforman un lenguaje vivo y directo, pues hace de fondo y forma a la vez del cuadro. Muchas veces la materia hace presencia en el cuadro casi sin ser alterada por el artista, pero puesta allí con sensibilidad y con la abierta intención de transmitir una imagen, un símbolo o un sentimiento. No estamos frente a cuadros que exhiben como objeto muerto a la materia quedándose en la estridencia y mecanicidad de su constitución. Álvarez, por el contrario, vivencia la materia como proceso en movimiento que tiene espíritu y conducta; más bien, con la interioridad de ella y por eso es cauteloso y delicado, y por eso sobre todas las cosas, es observador silencioso de todas las transformaciones naturales y el comportamiento matérico. Esta vez sus cuadros se llenan de magia y poesía. Antes sus composiciones estaban centradas en la figura humana como referencia primera y última de sus búsquedas y los medios para reflejarlas sobre el soporte el cual era el lápiz y la tinta; ahora, aunque todavía presente, la figura humana se disuelve entre otras imágenes y entra a formar parte de una sintaxis visual más compleja y más personal cuyo tema va más allá de una psicología figurativa, basta asumir los riesgos de un imaginario de connotación mítica. La figura deja de ser emblema frío y esta vez es interrogada por el artista en profundidad. Por ello, es borrada a menudo para que el espacio y la materia hablen, se hagan ellos mismos el centro del discurso y ese centro es enigmático y múltiple. Se derrama en la superficie, se complejiza, escapándose de las definiciones fáciles y asume el problema de las interrogaciones simbólicas. Aquí, en estos cuadros de Hugo Álvarez, la naturaleza y la materia cantan y cuentan y no son presencias pasivas (cantadas, contadas), sino vivacidades siempre escudriñadas a través de un largo e intenso trabajo artesanal y espiritual, pero no con el objetivo de ser diseccionadas o mecánicamente explotadas para complacencias esteticistas, sino precisamente para ser descubiertas, develadas en su misterio y belleza mediante un trabajo afanoso, afectivo y desvelado. Orlando Barreto. Catálogo de la Exposición
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Museo Carmelo FernándezEl Museo “Carmelo Fernández”, es una institución museística de carácter multidisciplinario, orientada a la investigación, recolección, fomento y difusión de las artes plásticas regionales, dentro del contexto de ARTE VENEZOLANO. Categorías
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Exposiciones MUCAF
Noviembre 2015
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