Evaluar las obras enviadas a un salón de arte no es tarea fácil, particularmente en una confrontación como la que aquí nos ocupa, en donde la mayor participación artística proviene del estado en que se encuentra la institución organizadora del evento y demás entidades vecinas, cuando se trata de una convocatoria regional o, inclusive, nacional. Entendemos que todos los artistas que respondieron a la convocatoria lo hicieron con la idea de ser seleccionados para que su trabajo fuera expuesto al público; pero, como es el procedimiento, sus propuestas deben pasar, previamente, ante un jurado calificado para ser examinadas, tomando en cuenta una serie de aspectos entre los que se pueden mencionar el cumplimiento cabal de los articulados contenidos en las bases del evento que invita, dominio de la técnica y los materiales, acertado manejo de la gramática visual, es decir, de los elementos de expresión artística ordenados en un todo unitario (composición), originalidad o tratamiento con sello muy personal al citar a un artista, tema, estilo o tendencia de las artes nacionales o internacionales; trayectoria y actualización. A todo esto hay que sumarle, inevitablemente por muy objetivo que se pretenda ser, un grado de subjetividad que va acompañado del gusto, la predilección y bagaje cultural de cada integrante del jurado de selección y calificación. Ahora bien, cuando asistimos en calidad de esta figura a salones del interior del país, debemos tomar en cuenta, también, la dificultad que tienen muchos de los artistas de provincia para desarrollar un buen trabajo. En primer lugar no cuentan con una excelente escuela de artes visuales, fundamental en su formación, orientación y estímulo para indagar y estar al día con lo que sucede en el campo de las artes en el ámbito nacional e internacional, y los que lo logran lo hacen por iniciativa propia, porque son muy preocupados, curiosos y creativos. Hay quienes nacen y quienes se hacen, sin embargo ambos requieren de una constante actualización de formación e información. Con esto no quiero justificar a aquellos cuyo trabajo es débil por lo antes expuesto, pero pienso que como jurado de un salón del interior debemos contextualizarnos, considerar la realidad artística del lugar, juzgar los productos artísticos sin imponer un modelo, nacional o internacional; lo cual, confieso, no es fácil. Este año el XIV Salón de Artes Visuales Carmelo Fernández, segunda edición de convocatoria nacional, y con nueva sede, recibió un total de 146 obras, de la cuales el Jurado de Selección y Calificación, conformado por Juan Carlos López, José Gregorio Noroño y Gladys Yunes, escogió un total de 42 trabajos, considerando hacer un salón donde estuviesen representadas, en la medida de lo posible, todas las disciplinas y técnicas artísticas. En éste están presentes la pintura (acrílico, óleo, acuarela, óxidos, entre otros pigmentos), dibujo, collage, gráfica, fotografía, ensamblaje y video arte. La pintura y la figuración son los protagonistas de este evento. Si bien en este Salón participan artistas de varios estados del país, en cuanto al envío y selección predomina la región de Lara y Yaracuy. Ahora, con nueva sede y un salón de convocatoria nacional, esperamos que este evento se mantenga en el tiempo, cada vez con una mayor participación de artistas de todo el país, ya que así este espacio puede contribuir a estimular a los artistas yaracuyanos y demás estados circunvecinos, a confrontar y renovar sus trabajos. A continuación me permito comentar cada una de las obras participantes, haciendo énfasis en sus características plástico-formales más que conceptuales. José Gregorio Noroño
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Museo Carmelo FernándezEl Museo “Carmelo Fernández”, es una institución museística de carácter multidisciplinario, orientada a la investigación, recolección, fomento y difusión de las artes plásticas regionales, dentro del contexto de ARTE VENEZOLANO. Exposiciones MCF
Noviembre 2005
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