"Santiago Pol ha sido tocado por la gracia del genio. No busquemos más explicaciones. Donde algunos son sólo diseñadores gráficos y otros sólo artistas, él es la milagrosa síntesis, como lo vio hace poco en Venecia el viejo sabio Gillo Dorfles. Santiago ha roto desde hace años con los encasillamientos. Cuando se propone hacer diseño, hace diseño, pero también le brota poesía. He ahí la diferencia que resalta si alguien se coloca en el trance de hacer comparaciones. Con Santiago Pol hemos adquirido los más altos niveles de calidad en el cartel venezolano. Diseños venezolanos de Santiago Pol El artista gráfico, más aun el hacedor de carteles, es un hombre que ayuda a construir la identidad de las ciudades y ofrece alternativas de lectura a los espacios arquitectónicos. No obstante, la relación entre el diseñador y su medio ambiente es una simbiosis. Muro y papel, soporte y anuncio, logotipo e institución son parte de un solo discurso. Uno es el sustento del otro ambos se alimentan equitativamente puesto que los afiches, la identidad grafica de las empresas y aun de las estampillas están pensadas, diseñadas y producidas para un clima, un color, una luz y una forma de expresarse ya definidos. Lo urbano es una atmosfera cambiante. Y a su vez es una condición para los artistas que lo transforma. Santiago Pol ha dicho innumerables de veces, “Si Venezuela no existiera yo existiría como diseñador”. Su larga trayectoria en el oficio de los carteles descansa sobre la manía de pensar, oler, saborear, palpar y escuchar el lugar donde coloca posteriormente una huella gráfica. La obsesión por representar las palabras, el humor o malhumor del cliente y los ruidos, temperatura o densidad poblacional de la calle, de la sala de cine, del teatro o del metro de caracas se traduce en cientos de páginas boceteadas a mano para sintetizar todo en un cartel. Es un comunicador visual y social masivo ecléctico e impredecible; conectado sólidamente con el ambiente cotidiano. Arrastra en cada trabajo todo el amor, todo el color, y todo el color de su país. Lo investiga minuciosamente a manera de sabueso gráfico, su propósito es llegar al otro; a ese que camina desprevenido y es potencialmente receptor de un golpe visual que lo dejara pensando. La pequeña Venecia de Pol no es solamente el país laberíntico, desordenado, fértil, alto–contraste y generoso donde habita. Un territorio palafito edificado sobre las emociones de sus habitantes. Es además el mapa que a lo largo de cuarenta años de carrera ha dibujado para ella. La ha visto por debajo y por arriba; también desde adentro y desde afuera. La ha representado en diversos formatos y ha creado una iconografía a base de objetos imposibles. Cuando habla en sus diseños de otras culturas lo hace con ese mismo calor, color y amor; eso lo ha convertido en un venezolano universal. Un artista que salta la barrera del mensaje lingüístico y de la fecha pauta para llegar a todos, todo el tiempo. La muestra preparada para exponer este comunicador visual en la “51 Biennale de Venezia” (Mayo-Noviembre 2005), es una síntesis de lo que ha sido fecundada relación de su creatividad con el ecosistema visual y emocional de su país. No obstante, nada estará exhibido para ser contemplado; esta Pequeña Venecia, dentro de la gran Venecia será una experiencia gráfica para ser navegada. Humberto Valdivieso Mayo 2005
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Museo Carmelo FernándezEl Museo “Carmelo Fernández”, es una institución museística de carácter multidisciplinario, orientada a la investigación, recolección, fomento y difusión de las artes plásticas regionales, dentro del contexto de ARTE VENEZOLANO. Exposiciones MCF
Diciembre 2006
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