Diablos Danzantes de Corpus Christi de Venezuela Sortilegio de permanencia intergeneracional Los Diablos Danzantes de Corpus Christi constituyen una manifestación de religiosidad popular tradicional, practicada en Venezuela desde mediados del siglo XVII, que se efectúa en el marco de la festividad católica donde se resalta la presencia de Cristo en el Sacramento de la Eucaristía. Se celebra anualmente el noveno jueves después del Jueves Santo e involucra a los miembros de cofradías unidos por el pago de promesas, en algunos casos vitalicios, quienes tienen como motivo central la rendición de los diablos ante el Santísimo Sacramento como forma de recrear el triunfo ancestral del bien sobre el mal. Los diablos integrados por adultos, jóvenes y niños, en actitud pendiente y al son de los instrumentos ejecutados por los músicos, danzan hacia atrás ante el avance del Santísimo Sacramento en procesión, portado por la autoridad de la iglesia católica. La jerarquía y los roles, marcan la ritualidad Las cofradías de diablos se organizan jerárquicamente, siendo la máxima, siendo la máxima autoridad y guía el capataz, capitán, o diablo mayor, según la cofradía. Éste invoca mediante oraciones la protección de los danzantes y acompañantes durante la procesión, siendo un cargo vitalicio, al que se accede hereditariamente o por elección. Entre los diablos danzantes de Corpus Christi la tradición oral y la imitación de los mayores es el principal vehículo de transmisión de conocimientos intergeneracional. Al asistir a la celebración, los niños copian los movimientos característicos de los danzantes, repitiendo sus pasos, simulando sus máscaras y reproduciendo sus toques musicales. Orgullo visible y sensible Los diablos danzantes son un elemento cohesionador de las comunidades en las que se desenvuelven, constituyendo un vehículo de transmisión de memoria histórica t tradiciones ancestrales, así como un espacio para el desarrollo de la creatividad, la estética y la innovación formal. Las cofradías de Corpus Christi despliegan actividades de solidaridad, especialmente con los miembros de su asociación, que la destaca como ejemplo de cooperación comunitaria. Una referencia clara de esto es la atención a enfermos, el apoyo a las familias de cofrades fallecidos y obras de interés colectivo. La estructura, normas y prácticas de las cofradías promueven el respecto a las personas mayores, a las jerarquías y a la reciprocidad solidaria, haciéndose merecedoras del reconocimiento en sus comunidades. Con las cofradías el pueblo se apropió del Corpus Los danzantes se agrupan en cofradías o hermandades, que se identifican a sí mismas de acuerdo al nombre de la localidad en la cual se desenvuelven, esto es por ejemplo, las poblaciones de Cata, Chuao, Turiamo, Ocumare de la Costa, Cuyagua, San Millán, Yare, Tinaquillo, San Rafael de Orituco, Patanemo y Naiguatá. Los orígenes de estas comunidades estuvieron vinculados a las haciendas para la explotación del cacao y otros cultivos como la caña de azúcar, el café y el añil, surgiendo en estos espacios a lo largo del tiempo, una diversidad de manifestaciones populares producto de la interacción conjunta de tres culturas: la indoamericana, la europea y la africana. Iguales y a la vez diferentes Los autodenominados <<promeseros>> utilizan mascaras alegóricas a diablos, animales y otras representaciones, además de pantalón camisa, capa y velo de diferentes diseños y colores. Siempre se incorporan símbolos cristianos como la Cruz, escapularios, palma bendita, el Santísimo Sacramento, visibles o no, así como cencerros, pañuelos y cintas protectoras de los danzantes ante posesiones malignas. La celebración integra expresiones diversas de ritualidad de carácter sagrado y profano, tales como ceremonias religiosas, recorridos en espacios con significación simbólica, bailes, secuencia de pasos en forma de cruz, y en algunos casos improvisaciones, además de expresiones musicales que contemplan la ejecución de instrumentos de cuerdas o percusión, en las que siempre está presente el uso de una maraca en la mano derecha, como forma de ahuyentar a los malos espíritus. Universo danzario, colorido de vida y cumplimiento de promesas La manifestación de los diablos danzantes de Corpus Christi se ha conservado como expresión de religiosidad popular desde el siglo XVII, constituyendo un claro ejemplo de la integración histórica de los diferentes componentes étnicos y culturales que han contribuido a la configuración de la identidad venezolana del presente. La celebración de los diablos danzantes es espejo de tradición y diversidad cultural que transmite valores de identidad, solidaridad y fe de las comunidades practicantes, visibilizando local, nacional e internacionalmente un sistema de colaboración y apoyo que sirve como ejemplo de buena práctica en convivencia y dinamismo cultural. Desde el punto de vista estético, la indumentaria, accesorios, danzas y música relacionados con el ritual, son muestras de innovación, creatividad, originalidad y pluralidad, históricamente decantadas en las identidades locales de sus portadores.
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Museo Carmelo FernándezEl Museo "Carmelo Fernández", es Una Institución museística de Carácter Multidisciplinario, Orientada a la Investigación, recolección, Fomento y Difusión de las Artes Plásticas Regionales, Dentro del Contexto de ARTE VENEZOLANO. Exposiciones MCF
Noviembre 2014
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