El hombre siempre ha necesitado creer en algo para su existencia y para eso creo en lo que me mantiene vivo. La religión es una manifestación sagrada de lo que está vivo y me mantiene respirando, como la hoja de un árbol. Mi obra se ha basado en la reconstrucción de la cotidianidad, con una pizca de magia y algunos rituales, esa forma mítica con la naturaleza que ha estado presente desde culturas remotas y que tenemos presente hoy en día a través de la Reina María Líonza. La constitución de lo colonial, ese sincretismo religioso que hoy contemplamos también forma parte de esta “naturaleza religiosa” que acá presento. Para la mayoría de las religiones nuestro comienzo parte de lo natural. Tomo una piedra y la presento en un nicho sagrado como si fuese un santo, transformo al Doctor José Gregorio Hernández en una hoja, que se convierte así en “mi santo”. Esta mística, estos rituales poéticos donde se renuevan santos se basa en el reconocimiento de la naturaleza, en un encuentro espiritual con una hoja, una piedra, un tronco, con la tierra, el agua, el aire, es el hecho de compartir esa sensibilidad que existe también en nuestros cuerpos y que con el tiempo se han desnaturalizados. “La Resistencia Consiste en saber Escuchar a la Tierra” así lo dice el escritor John Berger, y es esa la resistencia que nos confiere la energía de la naturaleza en nuestras vidas, en nuestros cuerpos, en esos cuerpos religiosos que todos somos, en la creencia de una religión de esta naturaleza como centro de la vida. En honor al Doctor José Gregorio Hernández
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Simón Díaz Representó la raíz de la venezolanidad en su esencia pura. Su transitar desde niño por los diversos caminos adonde le llevaron sus padres, enriquecieron su espíritu, llenándole el alma de infinitos retazos. Sus ojos bañados de paisaje y las palabras cargadas de cosas sencillas, se hicieron sabios para cantarle al país, al llano iluminado de sol y melancolía. A la vaca que al sonido de la nostálgica tonada, se vuelve rendidora en el ordeño, mientras los gallos madrugadores anuncian la llegada del nuevo día cargado de esperanzas, y de sueños. A la Venezuela de hombres y niños. A la patria de todos por los cuatro puntos cardinales. Así fue la vida de este insigne cantautor. De este autodidacta, graduado en la Universidad de la vida, honrado con todos los títulos universitarios, que reconocen su grandeza, su gloría de artista excelso, de creador universal. De autor y compositor, actor, humorista, cantante, caricaturista y torero. De ecologista y ambientalista. De quien al mágico conjuro de su risa de niño grande, se convirtió en el tía de los niños, de padres, y abuelos, de todos los venezolanos y de quienes venidos de otras tierras comparten con amor la grandeza de este pueblo nuestro, lleno de esperanzas. Este muestra vivencial a través de gráficas y objetos, la primera que se hace en el país, es el tributo de cariño, respeto y admiración por parte de AVINPRO para quien fue uno de sus miembros fundadores y Presidente Vitalicio, el tío SIMÓN DIAZ. Jesús R. Colmenares
Breve acercamiento al arte yaracuyano
El panorama actual de las artes plásticas yaracuyanas se fundamenta en la obra y el trabajo de creadores surgidos a partir de los años 60. Pareciera entonces que anterior a estas fechas no hubiese referencia alguna al respeto; no obstante, existen evidencias concretas de la presencia de estas manifestaciones, desde los tiempos de los grupos aborígenes asentados ubicados en las márgenes de nuestros ríos y en los valles aledaños; hasta una referencia modesta de tallistas y pintores populares con temática religiosa, en la época de la colonia. Más recientemente, desde las primeras décadas del siglo XX, se ha detectado la presencia de pintores “viajeros”, muralistas, que decoraron las paredes de mansiones y casas sanfelipeñas con paisajes bucólicos, escenas populares, bodegones, motivos religiosos y alegorías florales; así como en iglesias y algunos edificios públicos.
La sistematización de los estudios artísticos a partir del año 1959, cuando se creó la Escuela de Artes Plásticas Carmelo Fernández, facilito la presencia de notables maestros y artistas plásticos venidos de otras regiones que, con su experiencia y vocación, contribuyeron a formar una exitosa generación de creadores. Este flujo permanente en San Felipe, genero un enriquecimiento de la formación, un intercambio de experiencias y un crecimiento de la actividad expositiva. Lamentablemente, a partir de la década de los 80, este rol preponderante de la Escuela de Artes, se diluyo como consecuencia de la diáspora de talentosos y generosos creadores que habían enriquecido al sector. A ello contribuyó la influencia determinante del factor político-partidista en la definición gerencial de la institución. Sin embargo, es importante resaltar el rol significativo que en este mismo periodo, cumplió el Centro Experimental de Talleres Artísticos, como un laboratorio vanguardista de experimentación cultural, con convergencia y comunión de las expresiones plásticas, literarias y teatrales más contemporáneas. La presencia determinante del Museo Carmelo Fernández, desde el año 1982, con una propuesta de profundización del trabajo de documentación, investigación y documentación no solo de los creadores yaracuyanos, sino también de importantes artistas nacionales y aun internacionales que, con su obra han contribuido a fortalecer y dinamizar el panorama artístico local. Todas estas experiencias confluyen en un espectro exitoso, alentado por un variado, colorido y rico paisajismo, una herencia mítico-religiosa y popular que hace presencia y se asoma en la obra de muchos creadores; una exploración sistemática de los alcances expresivos de la figura humana, ya sea desde los cánones clásicos hasta la recurrencia expresionista y trágica; y así como en la lucida critica del universo pop de los años 60. Lo que sí es innegable y lamentable a la vez, es la poca tendencia al estudio, cultivo y desarrollo de la cerámica y escultura; en favor de una exitosa escuela pictórica fundamentada en el naturalismo, y con poca experimentación en los terrenos de la abstracción. La presencia rotunda de un contingente de jóvenes artistas, que experimentan con nuevas tendencias, propuestas y medios, nos llevan a pensar en un futuro promisorio. Todo lo anterior nos permite reconocer, entonces, que con altibajos, la propuesta plástica en Yaracuy ha sido exitosa y promete elevados niveles de calidad, con el esfuerzo de jóvenes creadores, el estímulo de los maestros y la presencia en el estado de destacados artistas plásticos, fotógrafos, diseñadores, y teóricos del arte, quienes participan en el desarrollo y crecimiento de la Escuela de Diseño Integral de la Universidad Nacional Experimental de Yaracuy. Además del apoyo sistemático y definido del Museo Carmelo Fernández en un proceso constante de estímulo al creador y apoyo a la formación y sistematización del trabajo de documentación, investigación y difusión de los procesos artístico-plásticos locales.
Rafael Principal Torres
Visión del arte falconiano
Falcón es un territorio cuyo paisaje se caracteriza -además de serranía, médanos y playas- por un sol intenso, flora agreste, tierra seca y ocre con una espléndida arquitectura de barro, donde se conjugan lo árabe, español e indígena. Lo primigenio, la cosmovisión de nuestros aborígenes aún pervive impresa en las rocas, así como la huella de la religión católica en sus iglesias y catedral. Entre ese pasado remoto, la historia reciente y la actualidad, han surgido notables figuras artísticas que han contribuido al desarrollo del arte regional y nacional. Unos han hecho significativos aportes desde el regazo de su tierra natal o adoptiva, y otros desde su voluntario exilio.
Las generaciones de artistas formados fuera, los egresados de la Escuela de Artes Plásticas Tito Salas, en Coro, y las generaciones subsiguientes, algunos autodidactas o preparados en los talleres de artistas consolidados, han consultado a las vanguardias artísticas del siglo XX, tanto abstractas como figurativas, para internalizar, interpretar y recrear su pasado, entorno cultural, social y natural. Desde esa perspectiva construyen sus composiciones visuales caracterizadas por un estilo muy personal, inconfundible, en el que se aprecia una excelente factura, gracias al efectivo manejo de las técnicas y materiales con los que operan y dan forma a su visión de mundo. Unos artistas han reinterpretado los diseños simbólicos grabados en las rocas por los primeros habitantes de esta región; otros, la figura femenina con rasgos aborigen, en unos casos, inmersa entre flora y fauna, o sobre fondos geométricos, cargadas de espiritualidad, o rostros sensuales de mujeres afrodescendientes; la pintura también alude a la aridez del paisaje, a la exuberancia vegetal, a la flora mágica, onírica y fabulada. Asimismo observamos discursos visuales donde la geometría pura y el color prevalecen, o donde se conjugan figuración, abstracción geométrica y lírica, imagen y signos lingüísticos. El ensamblaje bidimensional y tridimensional es otra técnica a la que han recurrido nuestros artistas para desarrollar temas urbanos o aludir a la condición grotesca del ser humano. La crueldad de la guerra, el genocidio, es un tópico que igual se aborda en el actual arte falconiano. La iconografía cristiana, heredada de la iglesia católica, así como las costumbres populares, la cotidianidad rural y urbana, son temas trabajados por nuestros artistas populares, quienes se diferencian entre sí, ya que, a pesar de trabajar con temáticas afines, imprimen a sus composiciones su marca personal.
José Gregorio Noroño
Diablos Danzantes de Corpus Christi de Venezuela Sortilegio de permanencia intergeneracional Los Diablos Danzantes de Corpus Christi constituyen una manifestación de religiosidad popular tradicional, practicada en Venezuela desde mediados del siglo XVII, que se efectúa en el marco de la festividad católica donde se resalta la presencia de Cristo en el Sacramento de la Eucaristía. Se celebra anualmente el noveno jueves después del Jueves Santo e involucra a los miembros de cofradías unidos por el pago de promesas, en algunos casos vitalicios, quienes tienen como motivo central la rendición de los diablos ante el Santísimo Sacramento como forma de recrear el triunfo ancestral del bien sobre el mal. Los diablos integrados por adultos, jóvenes y niños, en actitud pendiente y al son de los instrumentos ejecutados por los músicos, danzan hacia atrás ante el avance del Santísimo Sacramento en procesión, portado por la autoridad de la iglesia católica. La jerarquía y los roles, marcan la ritualidad Las cofradías de diablos se organizan jerárquicamente, siendo la máxima, siendo la máxima autoridad y guía el capataz, capitán, o diablo mayor, según la cofradía. Éste invoca mediante oraciones la protección de los danzantes y acompañantes durante la procesión, siendo un cargo vitalicio, al que se accede hereditariamente o por elección. Entre los diablos danzantes de Corpus Christi la tradición oral y la imitación de los mayores es el principal vehículo de transmisión de conocimientos intergeneracional. Al asistir a la celebración, los niños copian los movimientos característicos de los danzantes, repitiendo sus pasos, simulando sus máscaras y reproduciendo sus toques musicales. Orgullo visible y sensible Los diablos danzantes son un elemento cohesionador de las comunidades en las que se desenvuelven, constituyendo un vehículo de transmisión de memoria histórica t tradiciones ancestrales, así como un espacio para el desarrollo de la creatividad, la estética y la innovación formal. Las cofradías de Corpus Christi despliegan actividades de solidaridad, especialmente con los miembros de su asociación, que la destaca como ejemplo de cooperación comunitaria. Una referencia clara de esto es la atención a enfermos, el apoyo a las familias de cofrades fallecidos y obras de interés colectivo. La estructura, normas y prácticas de las cofradías promueven el respecto a las personas mayores, a las jerarquías y a la reciprocidad solidaria, haciéndose merecedoras del reconocimiento en sus comunidades. Con las cofradías el pueblo se apropió del Corpus Los danzantes se agrupan en cofradías o hermandades, que se identifican a sí mismas de acuerdo al nombre de la localidad en la cual se desenvuelven, esto es por ejemplo, las poblaciones de Cata, Chuao, Turiamo, Ocumare de la Costa, Cuyagua, San Millán, Yare, Tinaquillo, San Rafael de Orituco, Patanemo y Naiguatá. Los orígenes de estas comunidades estuvieron vinculados a las haciendas para la explotación del cacao y otros cultivos como la caña de azúcar, el café y el añil, surgiendo en estos espacios a lo largo del tiempo, una diversidad de manifestaciones populares producto de la interacción conjunta de tres culturas: la indoamericana, la europea y la africana. Iguales y a la vez diferentes Los autodenominados <<promeseros>> utilizan mascaras alegóricas a diablos, animales y otras representaciones, además de pantalón camisa, capa y velo de diferentes diseños y colores. Siempre se incorporan símbolos cristianos como la Cruz, escapularios, palma bendita, el Santísimo Sacramento, visibles o no, así como cencerros, pañuelos y cintas protectoras de los danzantes ante posesiones malignas. La celebración integra expresiones diversas de ritualidad de carácter sagrado y profano, tales como ceremonias religiosas, recorridos en espacios con significación simbólica, bailes, secuencia de pasos en forma de cruz, y en algunos casos improvisaciones, además de expresiones musicales que contemplan la ejecución de instrumentos de cuerdas o percusión, en las que siempre está presente el uso de una maraca en la mano derecha, como forma de ahuyentar a los malos espíritus. Universo danzario, colorido de vida y cumplimiento de promesas La manifestación de los diablos danzantes de Corpus Christi se ha conservado como expresión de religiosidad popular desde el siglo XVII, constituyendo un claro ejemplo de la integración histórica de los diferentes componentes étnicos y culturales que han contribuido a la configuración de la identidad venezolana del presente. La celebración de los diablos danzantes es espejo de tradición y diversidad cultural que transmite valores de identidad, solidaridad y fe de las comunidades practicantes, visibilizando local, nacional e internacionalmente un sistema de colaboración y apoyo que sirve como ejemplo de buena práctica en convivencia y dinamismo cultural. Desde el punto de vista estético, la indumentaria, accesorios, danzas y música relacionados con el ritual, son muestras de innovación, creatividad, originalidad y pluralidad, históricamente decantadas en las identidades locales de sus portadores.
PresentaciónLa Fundación Museos Nacionales y el Museo Arturo Michelena en su objetivo por revalorizar la cultura del siglo XIX y la obra del maestro Michelena tienen el agrado de presentar esta serie de pinturas y dibujos, con el fin de apreciar en su conjunto la variedad de poses y actitudes en las que quedó plasmado el carácter y la fisonomía de los animales. Los ejemplos son diversos y en cada uno podemos identificar su importancia, así como el gusto del artista por este tema. Los animales se aprecian en numerosas representaciones artísticas. Por ejemplo, en la edad media formaron parte de la iconografía religiosa a la manera de símbolos que resaltaban ciertas virtudes o en algunos casos las fuerzas del mal. Durante el Renacimiento se pierde hasta cierto punto el valor simbólico de ellos y las formas se hacen más realista debido al interés científico y humanista de la época. En el siglo XIX los animales adquieren un valor particular de acuerdo al interés del artista. De allí que en muchas obras de Arturo Michelena los animales, -sobre todo el caballo y los perros-, adquieren un rol imponente en el sentido compositivo, anatómico y dramático, ya sea de manera individual o formando parte de las actividades humanas. La temática animal en la pintura del siglo XIX Al proponerse estudiar la fauna como una de las motivaciones más comunes en la pintura académica del siglo XIX, es importante analizar el sentido que tuvo en relación a su desarrollo a través del tiempo. Al respecto, “el teórico André Félibien expone en su obra literaria Conversaciones sobre las vidas y obras de los pintores más eminentes de 1666, la jerarquía temática de la Academia francesa a saber: En primer lugar está la temática religiosa, mitológica e histórica, que representa alegorías e ideas complejas mediante composiciones de varias figuras en acción. Su valor más importante es porque precisa de un gran dominio para lograr la expresión perfecta de los temas. El segundo puesto lo ocupa el retrato, que representa un análisis del ser humano. El tercero pertenece a los animales, los cuales también representan acciones y pasiones y por esta razón se valorizan más que los paisajes, que presentan solo vistas placenteras sin elementos del pensamiento abstracto”. (GRADOWSKA, Ana. El Academicismo, Revisión de Criterios, p. 11) En tal sentido, la presencia de los animales en el arte ha tenido un propósito relacionado con la magnificencia de la naturaleza, y por otro el reflejo de las conductas humanas tanto en lo mitológico, como en la cultura sagrada y profana de occidente. De allí que en las épocas antiguas, por ejemplo en el mito de Orfeo y en la saga homérica de La Odisea, los animales han jugado un papel en el que sus instintos y ferocidad se vinculaban a la magia y al castigo humano a través de la transformación en todo tipo de fieras salvajes y criaturas domésticas. “En el ámbito religioso es muy recurrente la representación de Dios creando a los animales (…) En las imágenes del Paraíso Terrenal los animales se representan rodeados de una vegetación lujuriante, a veces en compañía de Adán y Eva. Grupos de animales se disponen a subir al Arca de la Alianza construida por Noe antes del diluvio universal. (IMPELLUSO, Lucia. La naturaleza y sus símbolos, p. 192) En el transcurso del siglo XVI el animal se consideraba un autómata carente de alma y a medida que se iba perdiendo su interés a nivel filosófico los artistas iban atribuyéndoles significados propios. Sin embargo, la pintura flamenca y la holandesa del siglo XVII los revalorizan y le otorgan un estatus propio como tema en las artes. En el siglo XIX muchos artistas rechazan la pintura historicista y encaminan su arte hacia ideales sociales apoyándose en la observación de la vida contemporánea, quedando destronada la jerarquización académica, por lo que a los animales se les da un valor individual atribuido por el artista y el interés en su anatomía y comportamiento. En muchas obras de Arturo Michelena los animales, en especial los caballos, adquieren un rol imponente en el sentido compositivo y dramático del tema, ya que forman parte de escenas históricas, mitológicas y cotidianas relativas a competencias y carreras de caballos. Por ejemplo, véase la obra La Muerte de Sucre en Berruecos de la colección Fundación Museos Nacionales – Galería de Arte Nacional, donde el caballo parece ser el sujeto central si no se piensa en la importancia histórica del tema. También en Pentesilea, perteneciente a la colección de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, se observa que las tensiones y movimientos generados por los caballos se roban la fuerza épica de la representación. No obstante, su obra por antonomasia donde los animales ocupan el tema y la motivo central es la Vara rota; escena taurina donde yace el caballo de un picador desangrado por la cornada de un toro en su garganta. Por otro lado el artista se autorretrata entre el público y por encima del caballo corneado, originando la analogía de la muerte del animal con la suya propia en 1898 a consecuencia de la tuberculosis. La composición en general se inclina hacia la izquierda del espectador y el primer plano con el toro, el caballo y los personajes, los cuales cubren casi todo el lienzo, haciendo muy próxima la acción para quien contemple el cuadro. Otra obra significativa en donde los caballos juegan un rol protagónico es la pieza titulada Boceto para el Gran Premio Miranda, en ella se representa la final de una carrera de caballos en donde se observa a la izquierda una estructura en forma de torre, así como toldos y público. Del otro lado un paisaje en el que se nota mucha vegetación y un cielo abierto. Hay que destacar que el artista fue un hípico aficionado y toma como referencia para este cuadro una obra del artista francés académico de nombre Theodore Gericault, a partir de una obra de su autoría titulada El Derby de Epson (1821), cuyo esquema compositivo y figurativo es referido en este boceto. Otros de los animales tratados por el pintor son el perro, el gato, el venado, el ciervo, el león, el toro, la paloma y otras clases de aves. En ocasiones estos son representados solos o como complemento de las escenas. En el caso de los perros, Michelena ejecutó una obra perteneciente a la colección de la residencia presidencial La Casona y que lleva por título Diana Cazadora. En ella estos animales aparecen como atributo de la diosa de la casería, y recrean el episodio mítico en el que Acteón es transformado en ciervo y descuartizado por sus propios perros al haberse atrevido a observar a Diana y sus ninfas mientras se bañaban desnudas en una fuente. Por otra parte están aquellas pinturas en donde el maestro los coloca como acompañantes de los niños, es el caso de Retrato de Lola Herrera, así como Niña y perro, son piezas de carácter cotidiano y anecdótico en las que se ha estudiado una pincelada más desencajada del academicismo de sus grandes lienzos, así como el gusto por la figura infantil y de animales. Desde el punto de vista simbólico y compositivo, el retrato de Lola Herrera Ramella destaca su alta condición social, lo cual se aprecia en el vestido, en la posición de ella frente al perro y en algunos accesorios, que la ubican como miembro de la élite. En cambio, en Niña y Perro la situación es distinta, porque se trata de una infanta de rasgos afrodescendientes, cuya condición étnica la sitúa entre el sector más desposeído de la sociedad y en la estructura de la obra se encuentra al mismo nivel del can. La plástica se convierte así en un instrumento para el estudio social y antropológico de esa Venezuela de finales del siglo XIX. Hendrik Hidalgo BREVE BIOGRAFIA Francisco Arturo Michelena Castillo nace el 16 de junio de l863 en la ciudad de Valencia (edo. Carabobo). Fue hijo del pintor Juan Antonio Michelena y de Socorro Castillo. En 1869 recibe de su tía Edelmira Michelena los primeros conocimientos en dibujo y pintura. Para el año 1874 su padre le da lecciones de dibujo y se inclina por los retratos y los caballos. En 1879 ejerce como examinador en la cátedra de dibujo en el Colegio Cajigal, y en ese mismo año realizó su primer óleo titulado “El Nazareno”, así como encargos de la Iglesia y de particulares. Participa en Caracas en la Gran Exposición Nacional de Venezuela (1883), en la que se conmemoró el Centenario del Natalicio de Simón Bolívar, y para cuya muestra pintó “Alegoría de la República regenerada” y “La Entrega de la bandera invencible de Numancia al Batallón Sin Nombre”; de la que obtuvo Medalla de Plata. Para el año 1885 le es otorgada por el Gobierno de Joaquín Crespo una beca de estudios en Europa, y parte junto al maestro Martín Tovar y Tovar. A su llegada a París se inscribe en la Academia Julian bajo la tutela de Jean-Paul Laurens. Comparte experiencias con otros venezolanos estudiantes de la Academia, tales como Emilio Boggio y Cristóbal Rojas; con este último compartió taller en Montmartre. Gana Medalla de Oro en Segunda Clase en el Salón Oficial por su obra “El niño enfermo” (1887). Al año siguiente expone “La caridad” y en 1889 envía “La joven madre”. Ese mismo año participa en la sección internacional de la Exposición Universal Internacional con su obra “Carlota Corday camino al cadalso”, con la que obtiene Medalla de Oro en Primera Clase. Se casa en Caracas con Lastenia Tello y Mercedes Mendoza en 1890. Su gran obra titulada “Pentesilea” participa en el Salón Oficial de 1891 y al año siguiente concluye “La vara rota”. En ese año se le diagnóstica tuberculosis y viaja a las costas Normandas en búsqueda de bienestar y un clima más frío. A su regreso se muda a Los Teques, ciudad que le ofrece un clima más adecuado para la salud. En 1893 participa por última vez en el Salón francés con “Ordeño” y “Los morochos”. Instala su estudio en la Esquina de Urapal en la Pastora, donde realiza sus obras e imparte clases de dibujo y pintura. En l897 expone en este mismo lugar “La multiplicación de los panes”, su más importante obra de carácter religioso, así como retratos y encargos particulares e institucionales. Arturo Michelena fallece en Caracas, a la edad de 35 años, el 29 de julio de 1898. La Fauna. Mito y Realidad en la obra de Arturo Michelena Los animales se aprecian en numerosas representaciones artísticas. Por ejemplo, en la edad media formaron parte de la iconografía religiosa a la manera de símbolos que resaltaban ciertas virtudes o en algunos casos las fuerzas del mal. Durante el Renacimiento se pierde hasta cierto punto el valor simbólico de ellos y las formas se hacen más realista debido al interés científico y humanista de la época. En el siglo XIX los animales adquieren un valor particular de acuerdo al gusto e interés del artista. De allí que en muchas obras de Arturo Michelena los animales, -sobre todo el caballo y los perros-, adquieren un rol imponente en el sentido compositivo, anatómico y dramático, ya sea de manera individual o formando parte de las actividades humanas. Es por ello que la Fundación Museos Nacionales y el Museo Arturo Michelena en su objetivo por revalorizar la cultura del siglo XIX y la obra del maestro Michelena tienen el agrado de presentar esta serie de pinturas y dibujos, con el fin de apreciar en su conjunto la variedad de poses y actitudes en las que ha quedado el carácter y la fisonomía de los animales. Los ejemplos son diversos y en cada uno podemos identificar su importancia, así como el gusto del artista en este tema. Al proponerse estudiar la fauna como una de las motivaciones más comunes en la pintura académica, logramos comprender sus posibilidades formales y conceptuales, las cuales van de lo mitológico como en el caso de la pieza titulada Apunte de ciervo y jauría para Diana Cazadora, pasando por lo histórico en Apunte para monumento al General José Antonio Páez, hasta llegar a lo cotidiano en Los cisnes de El Calvario. De esta manera, al observar el trabajo del creador también aprendemos de los modos e inquietudes culturales del pasado, para con ello vernos en nuestro tiempo y espacio, por lo que la muestra hace un recorrido desde la infancia hasta la etapa madura de su producción artística. Por lo tanto, re-encontrarse con el siglo XIX es una deuda con la historia y con la gente de un momento crucial en nuestra evolución, que saldamos en esta exposición por medio de la contemplación y omitidas reflexiones. Hendrik Hidalgo
Un acercamiento a las artes |
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El artista plástico, al igual que el creador en otras tendencias del arte, siempre elabora su obra con la convicción de su validez, importancia y representatividad. Muchos jóvenes experimentan y buscan la oportunidad para mostrar sus creaciones y recibir el halago y la critica constructiva del espectador. Otros, adultos que tal vez recién descubren su vocación y su intención creativa, se aventuran en esta experiencia con la finalidad de dar salida a ese impulso que los mantiene vivos y esperanzados. Son autodidactas algunos, otros se arriesgan a compartir espacios y experiencias con los más jóvenes, en la búsqueda de la concreción de sus ideales
Esta exposición, que hemos denominado NOVELES ARTISTAS EN EL DIA DE YARACUY, pretende ser una indagación, una ventana abierta para los artistas nuevos, no necesariamente jóvenes que irrumpen en el mundo del arte con vigor, energía e impulsos renovadores. Así, han plasmado en diversas formas, tendencias y materiales, sus querencias, sentimientos y recuerdos de la historia, la mitología y las leyendas yaracuyanas. Con ello sellan su compromiso de ser muy pronto, la generación de relevo en las artes plásticas yaracuyanas
La Gobernación del estado Yaracuy, la Comisión Organizadora de la celebración del Dia del Yaracuy, y el ICEY, han promovido y apoyado la ejecución de esta exposición con el objetivo de estimular y apoyar a esta nueva generación de creadores yaracuyanos, símbolo y señal de los tiempos de cambios y transformaciones oportunas que vivimos en el país.
En el contexto de las actividades que destacan la celebración del 28 de Marzo Día de Yaracuy, se ha previsto establecer el Salón Expositivo de los Noveles Artistas en esta primera edición, en honor a la fecha génesis de Yaracuy como estado Federal. Ocurrió el 28 de Marzo de 1.859 cuando el General Ezequiel Zamora plasmó en el lienzo de la historia nuestra dicotomía en la unificación de Estado Federal.
Mediante esta exposición se constituye un espacio para que sucesivamente cada año en el contexto del Día de Yaracuy, irrumpan nóveles artistas sin tiempo ni cronología y expresen su vasta sensibilidad creativa.
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Nacido en Barquisimeto, estado Lara (1945) y por lo tanto vecino del entrañable rio Turbio y del bosque Macuto; Villalón experimento desde los primeros años de su juventud, el gusto y apego por el trabajo pictórico; a pesar de que ya comenzaba a transitar exitosamente otras veredas profesionales.
De formación autodidacta asume la pintura como profesión a partir de las enseñanzas del Maestro Ramón Díaz Lugo. Descubre entonces en el paisaje la posibilidad de expresarse con libertad mediante la exploración del entorno natural y el estudio de la luminosidad y el cromatismo del amplio espectro paisajístico larense. Igualmente contrasta y se nutre de las variaciones formales entre el paisaje urbano y el medio rural.
Entre los años 1973-1974 experimenta con los bodegones, pero es la dinámica y la expresividad del paisaje lo que le atrae. Entusiasmado por el descubrimiento de la luz y la aplicación del color en pinceladas cortas, estudia a los impresionistas españoles y particularmente al Maestro Joaquín Sorolla; al mismo tiempo que profundiza en el conocimiento de la expresividad, el dramatismo y la energía de las pinturas de la “época negra” del Maestro Francisco de Goya y Lucientes.
Enamorado siempre del paisaje y en evocación permanente de la región larense, desde España donde estudiaba y vivía para la época, vuelca su mirada al rio Turbio como motivación pictórica recurrente: con sus aguas perdidas y oscuras de siempre y sus atmosferas difusas en el atardecer del valle. Luego, casi llegando al anochecer y con las pupilas despiertas, descubre sus barrancas y simas profundas e intensas, materializadas pictóricamente con densas pinceladas, cargadas dramáticamente de negros, grises, violetas y azules intensos sobre una base pictórica casi plana construida con tonos de color pizarra. A veces incorpora, a manera de collage, trozos de cartón corrugado luego impregnados de color, con lo cual genera una dinámica lineal en sentido vertical u horizontal.
De todo este conjunto pictórico, sobre el horizonte luminoso surgen espectros de esbeltas palmeras y arbustos sinuosos, o leves manchas de color a manera de “matas”, que destacan en contraste con los intensos destellos de luces blancas que brotan al atardecer, construidos con la contundencia matérica del acrílico, para hacer del paisaje una experiencia casi abstracta.
Armando Villalón ha sido visto siempre, fundamentalmente como el pintor del Valle del Turbio, de cuyo paisaje se nutrió siempre desde su refugio en La Mata, en la zona de La Vainilla, en la parte alta de Cabudare. Desde allí intensifico el color, la violencia del trazo y el estallido de la luz. Luego, el hechizo se rompió y volvió a la ciudad, para reencontrase con el contraste dramático atizado por los ruidos de la calle y los bloques de concreto que cierran la visión y anulan el paisaje.
Ahora, de memoria, reconstruye la naturaleza de siempre, que se vuelve solo color, fuerza, drama y expresión.
A mi manera de ver, la obra de Armando Villalón crece y se proyecta como la expresión de un gran pintor con un dialogo cromático intenso y dinámico que lo acercan a la maestría.
Rafael Principal Torres / Febrero 2014
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Muchos han oído hablar de Carmelo Fernández, como profesor (fue uno de los fundadores de la enseñanza de la pintura venezolana), como cronista grafico del traslado de los restos del Libertador desde Santa Marta, Colombia hasta el Panteón Nacional en Caracas, como caricaturista e ilustrador de la prensa de la época, como dibujante y diseñador arquitectónico (el Palacio de las Águilas, sede de la Gobernación del Edo. Zulia y la Plaza Bolívar de Maracaibo son producto de su ingenio), como ilustrador de libros claves para nuestra historia (Resumen de la Historia de Venezuela de Rafael María Baralt y Díaz y el Atlas Físico y Político de la República de Venezuela, de Agustín Codazzi), como integrante de la famosa Comisión Corográfica de Colombia, que tenía por meta realizar un estudio geográfico, político y humano del hermano país, y para la cual Fernández pintó numerosas acuarelas.
Varios hechos resaltan en la existencia de Carmelo Fernández, referidos a su trabajo y a su vida. Por un lado, la madurez de su obra en momentos cuando los estudios de las artes plásticas se estaban iniciando en nuestro país, y el interés del pintor por testimoniar la vida y costumbres de la época. Del otro, su condición de militante activo por la Independencia, situación que lo llevó a participar en algunas batallas y que seguramente influyó en su condición de pintor eminentemente laico, lo que dio origen a esa amplia gama de trabajos que ponen énfasis en la vida civil, en el paisaje y que incluyen un testimonio valiosísimo del rostro del Libertador Simón Bolívar (Albert Desiré Barré diseñó para las monedas venezolanas el perfil del Libertador hecho por Carmelo Fernández y publicado en la Historia de Venezuela de Baralt y Díaz).
Se considera Carmelo Fernández como pintor realista, de los primeros en nuestro medio que exploran esta modalidad. Más, por ahora, dejemos que sean las reproducciones, hoy exhibidas, el mejor testimonio de un gran artista que supo interpretar con veracidad su momento histórico.
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Museo Carmelo Fernández
El Museo "Carmelo Fernández", es Una Institución museística de Carácter Multidisciplinario, Orientada a la Investigación, recolección, Fomento y Difusión de las Artes Plásticas Regionales, Dentro del Contexto de ARTE VENEZOLANO.
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