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El Museo Carmelo Fernández presenta la muestra expositiva de la Asociación de Artistas Plástico de Yaritagua en el marco de celebrarse los 126 años del natalicio Armando Reverón denominada: “Vínculos”. Dicha muestra reúne 18 obras pictóricas bidimensionales de grandes y mediano formato, de los creadores y creadoras del municipio Peña. Actividad enmarcada en el mes del artista plástico, como un reconocimiento a la presencia y perseverancia de cada uno de estos creadores y creadoras, que día a día recorren caminos cargados de aciertos y desaciertos imbuidos en una realidad permanente y sin despojarse de ella, con un solo propósito, lograr imponer su visión del arte popular yaracuyano. En esta oportunidad los artistas Iván Castillo, Luis Miguel Arveláez, Gerardo Pérez, Milagro Bartolomé y José Uranga de sensibles personalidades y gran perseverancias reflexionan sobre la naturaleza y el urbanismo; estas propuestas transitan entre el paisaje y las representaciones de núcleos urbanos, representan la naturaleza con un dominio excelente de la técnica basada en una buena estructuración formal, además de una acertada representación del espacio lumínico y cromático de las formas. Sus atrevimientos con la materia pictórica dejan ver en sus propuestas la expresividad de la luz, la riqueza de la textura, y la diversidad de las formas, permitiendo recordar un tiempo pasado importante en vivencias, tradiciones y recuerdos que rodean y conforman los espacios de Yaritagua. Los creadores Nelly Merota de Carvallo, Carlos Rivas y Edgar Cipullo reflexionan desde los bodegones usando como excusas los elementos del paisaje como son los frutos que se encuentran en los rincones de sus casas, permitiéndoles construir una imagen pictórica nueva, desde la inclusión de los objetos cotidiano de la cocina para resaltar la pincelada y la textura como medio de expresión plástica en las formas planteadas sobre el soporte. Los artistas plásticos Francisco Suárez, Domingo Escalona y Freddy Pérez representan con un dominio excelente de la técnica las imágenes vinculadas a la fe y el sincretismo: en estas obras se presentan la tradición religiosa del pueblo yaritagueño y las representaciones sincréticas vinculadas al mito y la leyenda popular. De alguna forma, nos atrevemos a afirmar, que esto formará parte de la memoria visual de nuestro pueblo yaracuyano reflejado en esta muestra de arte popular. Será una referencia ineludible para lo que vendrá, pues aquí se forja una mirada, que aunque múltiple, está amalgamada por la misma intencionalidad, la de comprender la tradición popular a través del pincel como un espacio para la integralidad. Lcdo. Juan Carlos Martínez Coordinador del MUCAF Catálogo de la Exposición
La indignación artística no es un trabajo aislado ni arbitrario, pues el artista debe responder a enigmas y vacíos en un contexto complejo que va desde factores culturales y sociales hasta aquellos elementos propios de los medios y técnicas con los cuales ejecuta su labor creadora; tampoco ningún arte prospera dentro de la intuición y la casualidad de la improvisación y el azar inspirador; pues, quiéralo o no el creador, la creación implica método y rigor, estudio y esfuerzo intelectual. Esto que es sabido, que se cree saber, es lo primero que tiende a olvidar una mayoría de artistas.
Hugo Álvarez, en esta muestra se aparta de la tendencia rutinaria del azar y la improvisación e inclina su búsqueda hacia el producto resultante de la indagación creadora. Podemos distinguir dos niveles, uno referido a los medios y técnicas y el otro, el que corresponde a una mitología regional que halla su mejor fuente en la obra de Gilberto Antolínez, que ha venido desde hace varios años siendo objeto de estudios en el C.E.T.A. Es notable la importancia fundamental que, le confiere Hugo Álvarez a la naturaleza, la cual concibe como un proceso vivo de transformación constante e íntimamente interrelacionados en su diversidad de manifestaciones y aspectos. De esta forma podemos observar en sus cuadros una unidad temática entre el vegetal, el mineral y lo antropológico, lo que evidencia la preeminencia que le confiere en sus trabajos a la materia tomada principalmente de la naturaleza. La extracción vegetal o mineral no sólo tiene carácter útil sino que conforman un lenguaje vivo y directo, pues hace de fondo y forma a la vez del cuadro. Muchas veces la materia hace presencia en el cuadro casi sin ser alterada por el artista, pero puesta allí con sensibilidad y con la abierta intención de transmitir una imagen, un símbolo o un sentimiento. No estamos frente a cuadros que exhiben como objeto muerto a la materia quedándose en la estridencia y mecanicidad de su constitución. Álvarez, por el contrario, vivencia la materia como proceso en movimiento que tiene espíritu y conducta; más bien, con la interioridad de ella y por eso es cauteloso y delicado, y por eso sobre todas las cosas, es observador silencioso de todas las transformaciones naturales y el comportamiento matérico. Esta vez sus cuadros se llenan de magia y poesía. Antes sus composiciones estaban centradas en la figura humana como referencia primera y última de sus búsquedas y los medios para reflejarlas sobre el soporte el cual era el lápiz y la tinta; ahora, aunque todavía presente, la figura humana se disuelve entre otras imágenes y entra a formar parte de una sintaxis visual más compleja y más personal cuyo tema va más allá de una psicología figurativa, basta asumir los riesgos de un imaginario de connotación mítica. La figura deja de ser emblema frío y esta vez es interrogada por el artista en profundidad. Por ello, es borrada a menudo para que el espacio y la materia hablen, se hagan ellos mismos el centro del discurso y ese centro es enigmático y múltiple. Se derrama en la superficie, se complejiza, escapándose de las definiciones fáciles y asume el problema de las interrogaciones simbólicas. Aquí, en estos cuadros de Hugo Álvarez, la naturaleza y la materia cantan y cuentan y no son presencias pasivas (cantadas, contadas), sino vivacidades siempre escudriñadas a través de un largo e intenso trabajo artesanal y espiritual, pero no con el objetivo de ser diseccionadas o mecánicamente explotadas para complacencias esteticistas, sino precisamente para ser descubiertas, develadas en su misterio y belleza mediante un trabajo afanoso, afectivo y desvelado. Orlando Barreto. Catálogo de la Exposición
Se dice, en arte, que la pintura de interior hace referencia a aquella donde se pintan objetos de la vida cotidiana, aquellas pertenecientes a los objetos de la casa, el dormitorio, la biblioteca, la cocina, la sala y hasta, por qué no, el baño; así también se pueden tratar las más sencillas tareas cotidianas tales como algún personaje tocando un instrumento, a una mujer cosiendo o cocinando, pero también caben los retratos y autorretratos realizados en el espacio íntimo o favorito del sujeto en el que la naturalidad del personaje y la atmósfera del lugar sean lo más importante en la escena. No se sabe con seguridad si se trata de simple representación de la realidad con un propósito de mera distracción, a veces cómico, o bien se buscaba una finalidad moralizante a través de los ejemplos cercanos al espectador. En definitiva, se puede elegir cualquier habitación de la casa u otro local pero es importante considerar algunos factores como la buena distribución de los objetos y los muebles, la composición debe presentar un equilibrio entre unidad y diversidad, o sea, que todos los objetos que llenan la habitación deben distribuirse formando un conjunto variado y visualmente interesante. Otro factor a tomar en cuenta es el de la luz. El interior debe estar convenientemente iluminado con luz natural si es posible, de tal forma que no todos los objetos presenten el mismo tipo de iluminación, ya que si se consigue que algunos queden iluminados lateralmente mientras otros aparecen en contraluz y en iluminación cenital, el conjunto ganará en riqueza e interés pictórico. Todo esto lo podemos traducir también en las artes gráficas porque poseen el mismo valor plástico. En este género tenemos a los grabadores Humberto Guillén, José Iván Quintero, Marius Snaderman, Pedro León Zapata, Felipe Herrera y Marco Miliani, Malina Gallac, Julio Pacheco Rivas y Gerardo García, cada uno con su respectiva estampa. Cuando nos referimos a la pintura en exteriores o fuera de casa es lo mismo a decir paisaje, sea este de campo, urbano o marinas y así, los del alma o imaginarios. En el primer caso se trata de representar árboles, caminos, montañas, fauna y todo lo que tenga que ver con la naturaleza, expresada en múltiples colores y sus infinitos matices. En el segundo caso, se puede apreciar la integración de lo artificial-construido-por-el-hombre. Casas, edificios, torres, vehículos y más son los motivos generadores de este género que sirve para mostrar el ambiente de esos lugares y su atmósfera, así como la arquitectura de la época en la que el artista viva. En el paisaje de campo pueden incluirse también elementos construidos por el hombre, pero este queda subordinado a la idea primera que es el paisaje. Entre los aspectos que caracterizan al paisaje urbano tenemos la superposición de planos, los efectos atmosféricos, el contraste de los contornos y los colores en los primeros términos, enfatizando la distancia que separa a un plano de otro y a la perspectiva que está relacionada con la profundidad y que es de mucha utilidad al aplicarla a motivos como avenidas, casas, parques y jardines. En cuanto a las marinas hay que decir que es un motivo muy frecuentado por los paisajistas, ya sean vistas de alta mar, paisajes costeros o de los puertos de pesca, siempre es una atracción para los artistas de las más diversas tendencias. El mar parece un motivo sencillo de resolver, pero no es así, entre sus dificultades tenemos el poder captar su constante movimiento, de los reflejos y del color que ocasionalmente es azul y, así también de la precisa captación de los efectos cromáticos. Con respecto al paisaje imaginario, nos referimos a aquellos realizados, producto de la idea que se tiene de este género y que el artista por intuición manifiesta basado en las características explicadas antes, de lo que la creatividad en la resolución del problema planteado es responsabilidad total del artista. Dentro de esta categoría incluimos las obras gráficas de Lihie Talmor, Patricia Van Dalen, Adrián Pujol, Agustín Villasana, Nadia Benatar, Pedro León Castro, Elena Gil, Enrico Armas, Régulo Pérez y Carlos Rivero. Todas estas características, temas o motivos pictóricos pueden ser trasladados a las artes gráficas porque lo único que las separa es el procedimiento técnico que se emplea, tal y como se muestran en esta serie de estampas de las que entre la variedad de técnicas que se emplean solo cuatro de ellas podemos reconocer en esta exposición, estas son, el aguafuerte, la litografía, la serigrafía y la colografía. El aguafuerte pertenece a las técnicas de impresión conocidas como en hueco o intaglio; estas se reconocen porque la plancha de metal deja la marca de los bordes sobre el papel cuando se realiza la impresión y también porque de la tinta depositada en el soporte se obtiene cierto relieve que se percibe fácilmente al tocarlo. El aguafuerte es el procedimiento de grabado en el que sobre una plancha metálica cubierta por una fina capa de barniz protector se dibuja con una punta metálica el tema a representar. Al dibujar sobre el barniz protector éste se elimina. Al introducir la lámina en un baño de ácido (nítrico, clorhídrico o cloruro férrico), se produce la corrosión del metal en las zonas dibujadas, es decir, en las que se ha eliminado el barniz protector. Esta técnica permite lograr una amplia gama de valores tonales que se obtienen controlando la profundidad de las líneas. La litografía es una técnica diferente y más evolucionada en relación con el grabado en hueco. Se trata de dibujar con un lápiz graso, o lápiz litográfico, sobre una piedra calcárea denominada piedra litográfica. Para fijar este dibujo y que la grasa no pase a las zonas no dibujadas, se cubre toda la piedra con una leve película de goma arábiga acidulada. A continuación, se remoja la piedra con agua. Las superficies no dibujadas absorben el agua, y las dibujadas con el componente graso la rechazan. Seguidamente se pasa el rodillo impregnado en tinta grasa. De nuevo, la tinta se deposita únicamente sobre la zona dibujada, pues la humedad de la parte sin dibujar repele la tinta. Finalmente, el grabado se estampa con la ayuda de la prensa litográfica que hace que la tinta depositada sobre el dibujo de la piedra pase al papel. La serigrafía, técnica que al igual que la litografía, pertenece a las técnicas de impresión planográficas o de superficie, emplea una malla de seda tensada a un bastidor de madera para dejar pasar la tinta a través del clisé o matriz donde la imagen se imprime por reporte de esta sobre el papel. Esta permite la impresión de colores planos, de formas con contornos bien definidos, así como también innumerables efectos pictóricos de salpicado y goteado, también posibilita incorporar imágenes fotográficas. El proceso serigráfico, si bien ha sido utilizado en la publicidad y el arte comercial, no por ello ha dejado de ser una técnica vinculada a la experimentación plástica. La colografía es una técnica de impresión en relieve que consiste en la incorporación de elementos texturados que se adhieren a la matriz, superficie sobre la que se realiza un grabado y que permite su impresión para la obtención de la imagen. Esta puede ser una plancha de metal, un trozo de madera o una lámina de plástico. Una vez entintada la matriz, la impresión se realiza del modo habitual de la impresión en relieve, generalmente ejerciendo presión mecánicamente con prensa o en forma manual. Muchos artistas contemporáneos han creado importantes obras mediante estas técnicas y he aquí este conjunto de piezas que muestran la creatividad de estos consumados artistas del grabado. Estos conceptos que aquí hemos pretendido exponer son la chispa para encender el pensamiento creativo en el espectador con respecto a los temas, géneros y técnicas empleadas o maneras de resolver las propuestas estéticas que aquí se presentan. El contenido expuesto está organizado para poner a dialogar conceptos contrarios que se relacionan y conviven, ya que uno no existe sin el otro, no hay un adentro sin un afuera y viceversa, ambos se contrastan pero también se complementan, el afuera se atesora en un caja imaginaria y que puede salir a la luz en cualquier momento y volver a ser exterior; lo interior se concentra en un espacio limitado y lo exterior se expresa en un espacio abierto. Esta propuesta expositiva es un discurrir entre la posibilidad de ampliar el discurso teórico aquí descrito por medio del análisis y opiniones por quienes la disfruten. No solo la imaginación del artista tiene la potestad de definir qué es lo interior y qué es lo exterior, ni siquiera de quien suscribe este texto, estos son conceptos que pueden generar una apertura a las ideas creativas, plásticas y estéticas. Lo interior como concepto pareciera tener un límite definido y lo exterior podría no tenerlo, pero el artista en su capacidad exploratoria podría revertir ambos significados, ampliar lo interior y cercar lo exterior. Advertimos que solo el formato del soporte gráfico es el límite a la posibilidad de salir de él; que esa frontera, en este caso, queda definido por las aristas de la lámina de papel donde las formas, colores, manchas, volúmenes, sugestiones, texturas y demás elementos plásticos quedan manifestados. La necesidad de expresarse surge debido a una idea básica (interior) que se define según lo práctico que sea el concepto de la propuesta expresada en obra (exterior). Lo espiritual convertido en materia rica de probabilidades de ser. El fulgor de una idea detenida para siempre en imagen o en objeto material. El hombre tiene, el artista acrecienta, la capacidad de crear algo artificial a partir de los elementos de la naturaleza para representar, (re)crear, (re)construir, (re)hacer, resaltar algo inverosímil en objeto maravilloso, sorprendente, abrumador, delicado y sutil donde la futilidad no tiene cabida en el hecho creativo. También, en una sola imagen, lo interior y lo exterior se convierten en la probabilidad de tener valores ambiguos porque lo que para una persona puede ser interno para otra puede ser lo externo; aquí el artista en su intencionalidad está en la capacidad de sacar provecho de esta posibilidad creativa en lo que al final el espectador tendrá la última palabra. En resumen, estas obras gráficas de artistas venezolanos saldrán del interior de la bóveda del Museo Carmelo Fernández para ser exhibidas fuera de este recinto, trasladándolas hasta el interior del Ateneo de Aroa, en Aroa, la Casa de la Diversidad Cultural, en Nirgua y en la Galería Mérida Ochoa de la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas “Carmelo Fernández” en San Felipe. Licdo. Alexander O. Brandt A.
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Museo Carmelo FernándezEl Museo “Carmelo Fernández”, es una institución museística de carácter multidisciplinario, orientada a la investigación, recolección, fomento y difusión de las artes plásticas regionales, dentro del contexto de ARTE VENEZOLANO. Categorías
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Exposiciones MUCAF
Noviembre 2015
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