En esta oportunidad, bajo el concepto de ser "UNA MIRADA ALTERNA", una visión diferente de la ciudad, de ciertas escenas y paisajes tradicionales, y aun de temas religiosos, naturaleza muerta y hasta retratos en los cuales ha venido incursionando últimamente; el Museo Carmelo Fernández, le organiza esta nueva exposición. Con ello queremos estimular y reconocer el trabajo serio, riguroso y sostenido que Gustavo Espinoza ha venido realizando a lo largo de muchos años. Trabajo que, por lo demás, ha sido estimulado, reconocido y recompensado por las personas, quienes han encontrado en las imágenes, algunas veces tortuosas y en otras llenas de luminosidad de los cuadros de Gustavo Espinoza, recuerdos de la otra ciudad, del San Felipe que ya no existe más. Al seleccionar los cuadros para la exposición, quisimos mostrar los cambios que se han producido en su trabajo: desde los cuadros en tonos apastelados, llenos de luz, de pinceladas largas y tortuosas, como en el llamado "5a AVENIDA VISTA DESDE EL OASIS". O las suaves transiciones hacia una coloración más intensa, diagonalmente definidas en la obra "EL PALACIO ELECTRICO". Tendencia esta última que se consolida en cuadros como "SUBIENDO POR LA CALLE 14", de sólidos bloques de color que definen los contornos del paisaje urbano u obras de tendencia "fauvista" sin que el autor así lo entienda, como el cuadro "EL OASIS”, con marejadas de colores brillantes en confusión de follajes, palmeras, suelo-asfalto, autos, contrastados sabiamente con las masas de nubes azul-blanco y la intensidad del azul en la casa del primer plano. Aun cuando su temática recurrente es el paisaje urbano, Gustavo Espinoza ha tratado otros temas, como en el pequeño cuadro "TOROS COLEADOS", donde con una absoluta economía de medios construye plásticamente una obra donde el tema es accesorio. Tema del cual ha hecho distintas versiones, donde con manía de pintor obsesivo, analiza la obra y la fragmenta a la manera de los cubistas, para enfrentar masas de colores. O la repite en distintas versiones, con diferente colorido o impulso gestual en el deseo de hacer cada vez más un "arte nuevo", como él le llama a cada nueva tendencia o visión que surge en su producción. Lo mismo que ocurre con otras escenas predominantemente figurativas, poco preferidas por el autor, como "LAVANDERAS EN EL RIO YURUBI" y "DESAGUADERO". Últimamente ha enfrentado con éxito el tema religioso, no porque sea un exaltado creyente, si no más bien por las posibilidades plásticas que el tema le brinda. Así como también ha explorado con excelente resultado el trabajo en pequeño formato, simplificando de esta manera la composición y hasta el uso del color, para adecuarse a las pequeñas dimensiones del soporte. Gustavo Espinoza nació en Urachiche en el año 1940. Es egresado de la Escuela de Artes Carmelo Fernández en el año 1963. RPT / 1990-2013
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Primera estación El bestiario es una forma constante de organización que a lo largo de los tiempos se ha servido para unificar en un solo compendio aquellos rasgos sobrantes y divergentes que se desplazan en los territorios de lo incomprensible, formas ajenas a la razón que surgen al alimón del orden legítimo; animales que se zafan de los esquemas y brotan de pronto, distintos a las máculas bien organizadas del consenso general. En su periplo infinito, el bestiario, entre otras muchas funciones, ha catalogado deformidades quiméricas en la literatura medieval, ha desafiado los bordes de la imaginación en la obra de creadores como J.L Borges y Margarita Guerrero, y se ha tomado también el tiempo para descender sobre los linderos del alma humana en la narrativa breve del escritor Julio Cortázar. Para el grupo de artistas que forman parte de esta exhibición, el bestiario fue una categoría incipiente con la que ellos mismos decidieron agruparse. Sabiéndose comunes y no, distintos y aparejados, reunidos y difusos, su núcleo de acción partió del engranaje de sus muchas distancias y de sus más esenciales cercanías. Diferentes pero en batalla, se sumergieron en el ejercicio complejo del intentar decir, y muy especialmente en acompañarse durante ese lapso de investigaciones que estuvo conformado por un transitar constante, pleno de certezas pero también de incertidumbres. En este punto del camino y como una singularidad resonante de sus intenciones originales, las propuestas de cada uno fueron dibujando ese valle tupido donde ahora se desplazan; geografías mutables de un territorio sonoro, de una geodesia plena en visiones fantásticas y en contextos hiperreales. En este bestiario yaracuyano, hay una cartografía vibrante donde la posibilidad de la transfiguración está siempre abierta tanto para reflejar el sí mismo como para hacernos reflexionar sobre el caos que acontece a nuestro alrededor. Sus apuestas caminan en una colapsada arteria vial de doble sentido, ruta escabrosa por donde circula el gesto rápido de una cámara atrapada en los desafueros monótonos del día a día junto a la identidad sumergida en los tejidos orgánicos de otras latitudes; sin olvidar las materias pictóricas que se preñan de sentido crítico o las matrices capaces de enlazar lo urbano con lo rural, lo recóndito con lo vivaz, lo manifiesto con lo oculto. Ejercicios visuales de un bestiario demandante que en un abrir y cerrar de ojos, nos ofrece una ilación sorpresiva entre las zonas aprobadas por la mayoría y los destellos anómalos de lo irreconocible. Lorena González
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Museo Carmelo FernándezEl Museo “Carmelo Fernández”, es una institución museística de carácter multidisciplinario, orientada a la investigación, recolección, fomento y difusión de las artes plásticas regionales, dentro del contexto de ARTE VENEZOLANO. Exposiciones MCF
Diciembre 2013
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